jueves, 25 de noviembre de 2010

Fieras



Aprieta tus labios cortados contra el peligro que acecha ahí fuera; porque eres, y tienes en ti una fiera. En ti nació, y en ti morirá. En ti empieza y en ti ha de acabar. Tu eres el principio activo de tu Alma, y en ella deben arraigar tus rugidos para que sean expulsados al exterior, y de tamaño estruendo provocado, fabriquen una onda expansiva que arrase con toda des-Esperanza.
Tu fuerza se compone de lo afilado de tus colmillos, de la tenacidad de tus uñas, y de tu sentido animal, que te oculta en la selva eterna de asfalto, que te da cobijo en las cuevas de acero, que te inhibe de todo peligro en tu lecho de pétalos de flores raras. Desde el Alba de tu almohada, has de contemplar tu victoria cotidiana, llorar tus fracasos con entereza y la frente alta, reír tus desdichas nimias, pero tan importantes… y soñar tu futuro.
Las dunas repletas de Soledad de tu cuerpo, deben ser besadas por tus amantes. A ellos te debes dar por entero, a ellos te arrojarás por un pedazo de amor que este mundo te tiene reservado. Pero en la noche, cuando el frío y la clandestinidad se sobrevengan, abrirás bien los ojos, los llenarás de Luna y los mantendrás despiertos, vigilantes, ante la jauría de hienas que te esperan con sus bocas babeantes.
No habrá tregua para el descanso; no habrá Paz sin una guerra, que ya de por sí tienes ganada.
Y solo importará el brillo de tu pelo, la candidez de tus mejillas junto al fuego. Cualquier animal observará tu hermosura, claudicará ante tus labios, se rendirá ante tu pecho ardiente y te deseará con la misma intensidad que un desgarro. Te lamerás las heridas mientras te abrazan fuerte, contra un cuerpo encendido. Solo recordarás las Flores iluminadas de sol, bañadas en Rocío, y rebeldes entre Candelas. Tu centro de mujer se elevará al monte de Venus, donde la fiera volverá a rugir.
Entonces te verás de nuevo en un espejo; contemplarás a tu fiera dormida, que en ti nació, y en ti ha de morir.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

El lujo de un consejo

Esta tarde he ojeado un papel en el que se podía leer “Pequeños consejos para una vida”, escrito por un padre a su hijo y entregado el día en que éste se va a la universidad. Lo he leído rápido, por encima… pero se me han quedado algunas cosas.
"Si encuentras a un músico en la calle, párate a escucharle y echa una moneda en su gorra; no te fíes de quien no tiene nada que perder; observa un amanecer una vez al año, por lo menos; di tres cumplidos a tres personas diferentes cada día; no gastes más de lo que ganas…"


Me cuesta digerir ciertas cosas de esto de tener 31. Es cierto que la madurez está asumida e instalada, y por mucho que me empeñe en luchar contra determinados aspectos de la misma, su efecto desolador crece por momentos, y al final, más tarde que pronto espero, acabará por atraparme entre escombros. Mira!, Evitar eso quizá sería un buen sueño...
Las ideas abstractas, coloridas y dibujadas en forma de sueños se van petrificando hasta convertirse en estatuas eternas, y su quietud etrusca me hará cambiar el paso, serenar el ímpetu, crear agujeros en el laberinto vital y abrir una línea recta, que será el camino más corto hacia la salida más fácil.

La cantidad de esas sencillas frases era aproximadamente de veinte, muy fáciles de seguir en su inmensa mayoría. Sin embargo, lo que más me entristece y refuerza al tiempo, es que cuantos más ideales intento sostener, más fuera de la rueda me siento.