Hasta
el más hermoso de los paraísos tiene sombras. La belleza esconde, a veces,
ciertas arrugas que cuesta erradicar y en el momento más inesperado puedes
conocer de primera mano cada detalle de esas arrugas, la clave del mecanismo de
la enfermedad de una sociedad. Jamás escribí sobre cuestiones que se alejaran
demasiado de la luna, porque es allí donde la paz es blanca y sin fisuras,
donde se puede soñar a la vez que se vuela. Hoy me elevo un poco sobre la
órbita prevista porque todo lo que impacta en nuestra superficie, debe ser
contado…
“(…)
Vienen en unas lanchas tiburoneras, vienen con dos motores de noventa caballos,
dos motores fuera de borda. De allí vienen dieciséis horas, por mar. Compran la
droga acá… Tengo un amigo que trabaja en la policía federal, ya no está porque
no lo pueden dejar mucho tiempo en el mismo lugar. Un día platicando con él,
estábamos tomando café porque yo me llevo con él hace años, me dice que a él le
tocó estando allí en ---, me contó que estaba parado él en la carretera,
esperando ¿no? Y ruummmm… paró una camioneta. Se bajaron dos, y le dijeron – buenas tardes jefe, buenas tardes. – Sí dígame en qué puedo servirle… - le
dijo él… - Mira man, te vamos a hablar
derecho, sin tapujos de ninguna clase…Este maletín que está acá, tiene tres
millones de pesos. Es para usted. Atrás, viene un convoy, un tráiler, bien
cargados de droga, lleno de cocaína va a pasar ahorita acá. Tres millones de
pesos le estoy dando para usted. Usted no vio nada… Yo quedé así man, ¿y qué hago? ¿Le digo que no? ¿Le digo que no? Cuando
me de la vuelta, me van a balear. Ahorita me están dando esto para que yo me
calle y yo no vi nada y no pasó nada. Y me lo dijo porque es mi amigo (…) A
lo que voy que la policía es corrupta a todos los niveles. Pero es que si no
puedes decir que no… dices no yo no
quiero esta maleta, por ejemplo, no
la quiero, ok, quieres pasar tu droga, pásala pero yo no quiero esa maleta…Ya
vieron tu número, ya saben quien eres, dónde vives, quién es tu familia…si eres
casado, si tienes hijos… Y saben que ya pasaron y ya te hablaron…Ya no vas a
estar tranquilo ya…no te queda de otra (…) Ahora pues me dice que lo que él
hizo fue agarrar el maletín, dice que lo llevo, se lo llevo al jefe, al jefe de
la comandancia, del destacamento de la policía federal, que está en ---, a la
entrada…Y le dijo lo que le pasó y le dio la maleta… Y el jefe le dijo, bueno, aquí lo que queda hacer, la mitad es
para ti y la mitad para mí. Yo no vi nada, yo no supe nada… ¿qué fue lo que
pasó?... Que se la quedó a entregar…Porque me dice…yo no se si él está corrompido también. Si yo le digo que no quiero
nada, se queda él con eso, él le dice a ellos sabes qué… este cuate que no nos
tal…Así que, yo no vi nada.”
Cuando
bajé del coche y tuve que hacer cola en la facturación, comprendí lo curioso
que me resulta el hecho de que en un país tan especial, hospitalario, lleno de
vida y tesoros arqueológicos, otro tipo de ruinas corrompa sus cimientos.