sábado, 25 de abril de 2009

Para seguir

En las clases de interpretación, Carmen siempre nos decía que dejáramos la mente en blanco, y la ocupáramos con la sensación de volver a ser niños. Jugar, jugar y jugar, esa era la consigna. No se por qué me acuerdo en estos días de sus palabras. Supongo que haciendo acopio de estos meses, necesito volver a jugar, a sentirme un niño sin más preocupación que la de saber a qué hora ponen Barrio Sésamo, y si habrá Nocilla en la despensa, olvidando así mis demonios internos, mis errores cometidos, los problemas típicos de alguien que crece sin parar y sin poder evitarlo.

Hace sol en el bosque, en el que hoy jugarán mis sobrinos con los duendes que en él habitan, y por unas horas olvidaré que todo ha cambiado, que todo cambia cada día cuando te levantas, y que dependiendo de la fuerza que tengas para mirar a derecha e izquierda en la calle, así saldrán las cosas. Sólo uno mismo desde su fuero interno puede cambiarlas. Sólo yo, sólo conmigo.
Sonia dice que esta etapa de la vida es la más hermosa. Rodrigo por su parte, me confesaba hace unas semanas que jamás volverá a vivir algo tan especial como la década de los 20 a los 30.

Hoy en día, me siento entre ambas definiciones. Se que algo bueno me espera, pero por ahora miro atrás sin poder evitarlo. Es como caminar por el borde de un acantilado: miras de reojo al imponente horizonte lleno de belleza, y al tiempo, te guardas mucho de no resbalar, vigilando cuidadosamente cada paso que vas dando.
Por ahora, alzaré los brazos en cruz por ese borde de playa, para jugar a ser equilibrista. Esa es la consigna, jugar...



1 comentario:

Palmiralis dijo...

Me parece la mejor porque seguimos teniendo el entusiasmo casi intacto pero hemos vivido ya algo como para saber qué nos gusta y qué no. Sólo por eso. Y a seguir! Que esto no se para...