Tumbarse en la cama tras un fin de semana 'terrorífico', acompañando a la reportera de REC por dos veces; ser perseguido por muertos vivientes 28 días después; viajar a la locura de Jack Torrance, en la enésima retrospectiva al Resplandor... para acabar en la guerra por los diamantes de sangre de África, o en las favelas de Brasil con el 'BOPE', tropa de élite que persigue el narcotráfico en la zona más empobrecida de Río, allá donde la policía convencional 'no puede llegar'.
Como decía, tumbarse en la cama, con la luz y los ojos apagados, era un buen final.
martes, 20 de octubre de 2009
miércoles, 14 de octubre de 2009
Cambio de menú
Esta mañana (como todas) estaba tomando mi café mientras veía un programa informativo, en el que he tenido que escuchar por boca de Jorge Moragas Sánchez -Brías, diputado por Barcelona del Comité Ejecutivo Nacional del PP, la siguiente lindeza: 'La guerra, a veces, está justificada para conseguir causas y valores superiores'. Manda huevos.
Dejando de lado la pura hipocresía de estas palabras, ya que sólo merecen indiferencia, la guerra y el conflicto son cuestiones que me superan a todos los niveles. No puedo concebirlas ni digerirlas. Me interrumpen el sueño nocturno y me dan dolor de cabeza.
Sólo se tratar a la gente de manera amable, aunque algunas personas a lo largo de mi vida no hayan sabido 'leer' mi forma de ser (han sido muy pocas, por suerte), y hayan buscado la discusión y el enfrentamiento.
A estas alturas de la película no hay necesidad de dormir mal, y creo que empiezo a saber distinguir la mosca en la sopa, esa que te hace dejar el plato entero.
Por muy pequeña que sea, una mosca es una mosca.
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