lunes, 16 de noviembre de 2009

Aparición por ciencia infusa





Esta mañana se ha posado ante mis ojos un mar de niebla, visible nada más coronar un pequeño cerro en la autovía hacia Madrid. Me ha sorprendido contemplar toda esa agua en suspensión a ras del suelo desde una posición más elevada. Parecía que la meseta estaba cubierta por un blanco fantasmagórico que, unido al frío propio de esa hora, me ha hecho curiosamente trasladar mi memoria a la tarde anterior. Cuando uno conduce solo, tiene todo el tiempo que le da el trayecto para pensar, recordar y hacer un “viaje dentro del viaje”, sea cual sea la duración del mismo.
Los paisajes que divisamos y sentimos en el cuerpo, provocan directamente una sensación psicológica determinada.
Sea cual fuere la de esta mañana, yo la describiría justo como el paisaje que estaba a punto de cruzar: un enorme mar de agua en suspensión, blanco, en paz, con una brisa fresca acariciándole de manera calmada. El mismo que a su vez, era invadido por una masa que se encontraba en tensión, se sabía perecedera y resultaba fantasmagórica.

3 comentarios:

Palmiralis dijo...

¿Y qué no me canso de escuchar esta canción? Esta no se me olvidaría la letra... no sé porqué, creo que es porque a veces si no respiro es para no ahogarme!!!!!!!!

Los viajes que no hice dijo...

La niebla.
Lo que me gusta la niebla, oye. Sale un día neblado y yo soy feliz.

Los viajes que no hice dijo...

¿Neblado? ¿Neblinoso? Ay, no sé...