La he vuelto a ver esta mañana. Estaba radiante. Tan misteriosa como la recordaba desde la última vez, aferrada como siempre a su balsa de agua.
Ha sido una sorpresa porque antes de salir, un mensaje me avisaba de que el sol esperaba fuera, pero he salido con el coche para llevarlo a revisión y al cruzar el puente Lusitania la he sentido dentro, incrustada en mi piel. La ventanilla bajada y mi mano fuera, tocándola, saludándola tras tanto tiempo, inundando todo cuanto estaba a mi vista... tanto es así, que casi pierdo el rumbo que llevaba. Pero a pesar de eso, he llegado a mi destino.
Ya en el Centro de revisión de vehículos a motor ligeros y pesados, rodeado una vez más por ella, dos ancianos que seguro eran hermanos por su enorme parecido, piropean a la chica aburrida que se esconde tras el mostrador. La primera le dice sonriente a su compañera "Nunca me habían dicho eso...!". La casualidad ha hecho que yo escuchara ese piropo y mi sonrisa se ha adivinado en mi boca: "Ahora mismo te daría un trocito de sol..."
Cruzando el puente en sentido contrario, estaba desapareciendo poco a poco, quedando tan sólo algún resto a ambas orillas del río. Me asombra desde siempre por su aspecto, porque todo cambia cuando llega, porque el puente Lusitania no es el mismo puente cuando está asediado por los rayos solares, que cuando le abraza con su pesada presencia. Es curioso como logra introducirse en todo los rincones, pero aún lo es más, cuando logra llegar hasta dentro de uno mismo, y ya en ese lugar, te calma, te asusta, te alegra, te congela, te infunde nostalgia o te hace imaginar.
Cuando he regresado a casa, ya se había ido. En su lugar, el imponente y decidido sol ha irrumpido en el cielo, un poco cansado ya de que ella se empeñara en disfrazarle de luna, y buscando a esos ancianos para dejarles un trocito, como presente para la chica escondida en el mostrador...
8 comentarios:
¡Qué bonitoooooooo! A mí me encanta atravesar los puentes con niebla... la niebla de Mérida... espesa, como si pudieras cortarla en dos. O fuera ella la que te engulle. ¿Y que te regalen un trocito de sol? ¡Qué preciosidad!
hola amigo, tierno y emotivo blog, hace tiempo que esperamos algo así porque de tu amor por las letras y otras inspiraciones ya sabíamos,
sólo faltaba que lo desmenuzaras a tu gusto;
mucha suerte con tu blog,
un abrazo, que seas feliz!
esta mañana también estaba ahí
en los pueblos dicen: "Mañana de neblina, tarde de paseo".
Es lo que toca hasta que debajo del invierno vuelva a salir la primavera.
Se te da bien esto de juntar letras.
Cada uno se construye su propia montaña, esta es muy hermosa.
Un abrazo, grande, como la cima de tu montaña.
Aquí en el norte, a veces, se confuende la bruma con la niebla. Pero la auténtica niebla llega cuando cae la noche... Y es entonces cuando salgo a pasear con el coche. Salgo por esas carreteras serpenteantes entre acantilados y montes... y la niebla llega arrastrandose en lenguas de misterio... pero rara vez no deja ver la luna.
Precioso texto Txesku, me permito escribirlo al modo de Bilbao.
Espero verte por sorpresa en el siguiente concierto de Fito.
Me encanta poder leerte, sigue alimentando corazones.
Un beso de una bilbaina, emeritense de adopción.
Muxu bat.
Jo Saray que sorpresa verte en mi rinconcito lunar!Gracias por pasar...BERSAKADA BAT!
Ninguna sorpresa chikillo!!! Aun desde la lejanía me gusta estar cerquita de los míos.
Cuando recibí el correo y lei que abrias un blog me lo guardé en favoritos, porque leerte... mmmm da calor al cuore!!!
Un besazo.
Sabes? yo un dia de niebla lo comparo con las cositas que nos hacen perder el sueño o los agobios que no nos dejan ser y sentirnos plenos.
De repente aparece en la mañana sin ni siquiera haber avisado, todo se vuelve gris y no ves mas alla de lo que tienes a dos pasos, pero llega la tarde... de repente luce el fatasioso sol que llena todo de color y te deja ver hasta donde alcanza la vista y te calienta el corazoncito. Y todo lo que antes no te dejaba sentir el alma libre, ahora se transforma en la respuesta.
te quiero locoooo!!!
Silvia Moruno
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