lunes, 13 de abril de 2009

Reencuentros de cinco cuerdas

Foto: Albergue Sta. María de Guadalupe. Puerto Roque. Valencia de Alcántara (Cáceres)


Jennifer tenía una mirada extraña desde su tierna edad a pesar de sus preciosos ojos, y una malicia que tendrán que corregir. Pero te levantaba una fiesta provocando palmas y coros futboleros a la mínima, y el comedor se convertía en un jolgorio; Jesús Manuel volaba dando vueltas sobre sí mismo, viajaba en su furgoneta de juguete por todos los armarios y paredes del albergue imitando el ronroneo del motor con su tímida voz y nos enternecía a todos con su pánico a la explosión de globos; Dori sigue luchando desde su silla para que todo el que se acerque a ella se convenza de una maldita vez que su cabeza está más engrasada que muchas de las nuestras, siendo un ejemplo desde su mirada y desde su sonrisa llena de convulsiones; Toni Tomillo es el abuelo común de todos nosotros, tiene una mirada azul claro y una ternura que supera todas las barreras, y no puede estar sin su periódico. Mi "momento para la alegría" con él fue cuando le leí una noticia de un diario pasado de fecha; David ha vuelto a mi vida tras años de ausencia, y más fuerte que nunca. Porque con su vocecita encerrada en un cuerpo descomunal ha arrancado una sonrisa de mi boca en cada instante, a pesar del cansancio acumulado, de la isquemia cerebral, del agotamiento absoluto; Eugenio es un hombre maduro y "rockanrollero" que camina con toda la lentitud que este mundo a veces necesita, y sus lágrimas tras bajar del autobús me han corroborado el trabajo bien hecho, y tanto él como el resto me han devuelto la idea de que tengo dos manos y que se usarlas perfectamente.

Y las miradas de los peques danzando por el lugar, y la sonrisa cómplice de Frifri, y la dichosa luna más grande que nunca asomándose para luchar contra el frío de la montaña, y los abrazos largos de mis enormes compañeros, y los cambios trepidantes de modelito, y la música de todas las décadas, y una risa que regala risa, y los conciertos en do menor de ronquidos, y las reuniones alargadas en la madrugada...
y una carpeta imposible de encontrar...

Sin embargo, Juanita no ha sonado todas las veces que hubiera querido, a pesar de la insistente mirada de "la roja"; en realidad, le falta la última cuerda. Esta mañana le he comprado un juego nuevo.

3 comentarios:

javier dijo...

la voz dormida de la experiencia insegura y llena de miedos me devuelve la confianza en ti y la certeza de agarrarme fuerte al puedo deshechando el miedo que tal vez tuviste, lejos queda, si, y embriagado por la neblina constante de las voces no tan dormidas que se elevaron ocupando los rincones de nuestra estancia temporal, de los gritos acompasados que persiguen al persiguen al débil para llenarlos de esas inseguridades de las que tu te libraste, y me hizo comprobar que siempre se duda del callado en vez de acallar al seguro de si mismo, suerte que entre tanta neblina y embriaguez lucen soles de domingo sin resaca, de esos que te invitan a salir y abrazar, a querer y a extrañar hasta limites insospechados despertando esas senciones de reencuentros de las que tu hablas, mi reencuentro ha sido con la paciencia y el respeto que ya creí perdido en "este mundo" mi reencuentro ha sido con el abrazo necesitado de el extraño que sabe que tiene que entregarse a tí, como en otras epocas originarias de estos sueños por cumplir, he de decir que pudo mi reencuentro al desencuentro aliado con la confianza y la experiencia, Gracias por abrir las puertas al respeto y a la unión que necesitaba estos días, habeis hecho que mi trabajo sea más bonito a pesar de la sombra que amenazo tormentas de mi cara. GRACIAS

Anónimo dijo...

Gracias por abrirnos un pedacito de tu corazón.

Javier Álvarez dijo...

me alegro de verte bien