miércoles, 17 de noviembre de 2010

El lujo de un consejo

Esta tarde he ojeado un papel en el que se podía leer “Pequeños consejos para una vida”, escrito por un padre a su hijo y entregado el día en que éste se va a la universidad. Lo he leído rápido, por encima… pero se me han quedado algunas cosas.
"Si encuentras a un músico en la calle, párate a escucharle y echa una moneda en su gorra; no te fíes de quien no tiene nada que perder; observa un amanecer una vez al año, por lo menos; di tres cumplidos a tres personas diferentes cada día; no gastes más de lo que ganas…"


Me cuesta digerir ciertas cosas de esto de tener 31. Es cierto que la madurez está asumida e instalada, y por mucho que me empeñe en luchar contra determinados aspectos de la misma, su efecto desolador crece por momentos, y al final, más tarde que pronto espero, acabará por atraparme entre escombros. Mira!, Evitar eso quizá sería un buen sueño...
Las ideas abstractas, coloridas y dibujadas en forma de sueños se van petrificando hasta convertirse en estatuas eternas, y su quietud etrusca me hará cambiar el paso, serenar el ímpetu, crear agujeros en el laberinto vital y abrir una línea recta, que será el camino más corto hacia la salida más fácil.

La cantidad de esas sencillas frases era aproximadamente de veinte, muy fáciles de seguir en su inmensa mayoría. Sin embargo, lo que más me entristece y refuerza al tiempo, es que cuantos más ideales intento sostener, más fuera de la rueda me siento.

4 comentarios:

Palmiralis dijo...

Yo uso esa lista de separapáginas en el libraco que me estoy leyendo... y, además del tuyo de los músicos, me quedo con el de ver atardecer y ese que dice: ordena tus prioridades. Nadie en su lecho de muerte exclamó: ¡Caramba, debería haber pasado más tiempo en la oficina!

Hacía tanto tiempo que no me pasaba por aquí que no sabía que lo habías cambiado. Me gusta!

Anónimo dijo...

Si te desolas con 31, que harás a los 35???, mejor vive, vive, y dejar vivir, crea tus propios principios y sé feliz con tus actos. Los años van pasando, y nos da la sensación de que nos estamos quedando demasiadas cosas sin hacer, y tenemos el camino tan marcado que si nos salimos podemos caer, pero podemos salirnos, levantarnos, volver al camino abandonarlo, todo lo que queramos porque estamos vivos y podemos dirirgir nuestras vidas.
ME ENCANTA TU BLOCK, Y ME ENCANTA HABERLO ENCONTRADO.
MUCHOS BESOS WAPO, SIEMPRE TENGO UN RICONCITO EN MI CORAZÓN PARA TI, EL HERMANITO DE MI AMIGA. LALI.

Francis dijo...

Bueno, al menos lo intentas honestamente y creo que eso te honra. Aunque, a veces, es más fácil perderse en el laberinto que molestarse en buscar una salida.

Puede que algún día me canse del laberinto, ¿Quién sabe?.

Los viajes que no hice dijo...

Yo lo leí hace mucho, mucho tiempo. Era pequeña: antes de la veintena, te lo aseguro. Y, desde que la leí, recuerdo algunos y los cumples.

Que, cuando estemos en el lecho de muerte, no vamos a decir: Caramba, si hubiera pasado más tiempo en la oficina.

Que nos detengamos ante los músicos callejeros y que les demos un pequeño donativo.

Y que en ropa y muebles, compremos lo mejor que podamos pagar.

Curioso.