martes, 16 de agosto de 2011

Dejar huella



Una vez conocí a una huella. Caminaba por la playa más hermosa del mundo, cuando una chica preciosa que iba delante de mí, dejó una huella diferente al resto de huellas. Nada más levantar su pie, la huella despedía un brillo de muchos colores, que titilaban como estrellas en el suelo. De un color marrón claro, la huella estaba llena de espejitos en miniatura, que reflejaban paisajes de otro planeta y contaban historias mágicas, llenas de barcos, viento y agua. Me quedé sentado frente a la huella, rodeado por acantilados blancos, grisáceos y negros, que desafiaban con sus paredes a la inmensidad de sal que tenían delante. Me tumbé a su lado, y le conté cuentos de todos los colores, para que no se aburriera. Cuando el viento soplaba fuerte, le quitaba de encima los pequeños granos de arena que le molestaban, para que no se deshiciera y quedara enterrada.
Había mucha gente alrededor, y a la huella le daba vergüenza. Se sentía desnuda. Le dije que no se preocupara, que toda esa gente iba por su cuenta, y que no la miraban a ella. Se dedicaban a fabricar muchas huellas, todas diferentes y cada una con una historia que contar. Por lo tanto, la gente no tenía tiempo para fijarse en ella. ¡Bastante tenía ya con su propia leyenda!

-¿Estás escribiendo para mí? Pero si solo soy una huella.
-Siempre escribo cuando veo algo especial. Lo envuelvo en un revuelo de letras, y cuando estoy solo, las coloco a cada una en su sitio.

Por la tarde, el cielo pareció enfadarse de pronto, cuando anuncié mi marcha a la huella. El aire tenso y lleno de humo de nube me hizo recoger más aprisa, y la huella se quedó triste.
Antes de abandonarla, le dije que nunca olvidara que había nacido en la playa más hermosa del mundo, y se durmió plácidamente. Después, se puso a soñar con otras huellas, que iban en muchas direcciones. Ella sintió envidia de sus compañeras, y quiso seguir su camino. Antes de abandonarme, quiso despedirse de mí.
-Si algún día vuelves, búscame en esta playa, y no en otra. Aunque viaje mucho, siempre tendré tiempo para volver con quien me hizo.
-Pero yo no te he fabricado. Ha sido una chica, ¡Era preciosa!
-Ella me ha fabricado. Pero tú, al escribir sobre mí, has conseguido que viva para siempre.




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