sábado, 22 de noviembre de 2008

La pequeña muerte


No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.


Eduardo Galeano. El libro de los abrazos.

3 comentarios:

Javier Álvarez Amaro dijo...

¿EL libro de los abrazos? ¿Y crees que conseguiré aprender algo si me lo leo? Porque a pesar de haber tenido un buen maestro, a veces me cuesta...

Anónimo dijo...

Ya sé lo que es nacer en un abrazo, lo que es hacerme pequeñita cada vez que estas en mí, lo que es llegar a lo más hondo cada vez que me veo reflejada en tus ojos.

Abrázame siempre.

Anónimo dijo...

Siempre fué algo muy confuso, pero nunca fuimos amigos ni grandes confidentes.
Nunca me llamaste porque se te averió el coche, ni nunca me enfadé porque se te olvidara mi fecha de cumpleaños.
Nunca te enfadaste porque no contara contigo, ni nunca me enfadé porque no me llamaras.
Nunca te enfadaste conmigo por no ser la amiga perfecta, ni nunca te reproché un desaire.

Sabes porqué?? Porque sin tu ni yo saberlo, nos hemos ido calando poco a poco, muy lento.. Igual que lo hace tu niebla!